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Actualizado: 28 jul 2021

El TDAH interfiere negativamente en la evolución de quién lo sufre, con repercusiones de cierta gravedad en la vida académica o laboral y en sus relaciones sociales y afectivas. Por ello, cuando los padres observen los primeros síntomas, deben cerciorarse de que no se trata de una situación pasajera por la que atraviesa el niño.

Si se cumplen los criterios establecidos para el diagnóstico, entonces deben acudir al pediatra o requerir los servicios de un profesional solicitando la atención debida al caso.


¿Qué es el TDAH?

El Trastorno por déficit de Atención/ Hiperactividad (TDAH) es una afectación neurológica que se caracteriza por un nivel inapropiado de inatención (concentración, distraibilidad) hiperactividad e impulsividad que es incoherente con el nivel de desarrollo del individuo y que se produce en varios entornos de la vida del niño: en la escuela, en casa y con contextos sociales.

Los síntomas más habituales producidos por este trastorno son:

· Inatención: dificultad para mantener la atención, sobre todo en situaciones de baja estimulación.

· Hiperactividad: falta de inhibición o control cognitivo sobre los impulsos asociado con inquietud motora.

· Impulsividad: falta de inhibición o control cognitivo sobre los impulsos.


¿Qué no es TDAH?

TDAH no es un retraso mental ni falta de inteligencia. Esta idea falsa ha surgido porque las dificultades atencionales pueden incidir negativamente en el rendimiento académico. El TDAH puede darse en personas de cualquier nivel de inteligencia.

El TDAH no es:

- Pereza ni falta de motivación

- Mala conducta intencionada

- Ausencia total de capacidad para fijar y mantener la atención.


Por su parte, los profesores pueden sospechar el TDAH en un alumno cuando observen conductas reiteradamente inatentas o problemáticas que no tengan otra causa. En tales supuestos, el colegio debería ponerse en contacto con los padres cuanto antes.

La creencia de que “estas cosas son propias de la edad y se pasan con el tiempo” puede conducir un diagnóstico tardío, cuando el trastorno se ha complicado con otras anomalías.

Conocer las causas de su conducta, permite canalizar y desarrollar un ambiente favorable, adecuado a sus necesidades, para que los resultados reflejen su capacidad.


NO HAY PRUEBA O TEST QUE PERMITAN DIAGNOSTICAR, POR SÍ SOLOS, EL TDAH. SE PRECISA UNA EVALUACIÓN COMPLETA PARA LLEGAR A UN DIAGNÓSTICO ACERTADO. Con un tratamiento adecuado alcanzan un futuro personal y profesional similar al de otras personas.



Tratamiento

Ningún tratamiento cura automáticamente el TDAH. Los especialistas proponemos una actuación completa, multidisciplinar en la que intervengan distintos profesionales, y sobre todo si el niño sufre otros trastornos que coexisten o se relacionan con el TDAH, tales como: trastorno de aprendizaje (problemas de lectura, escritura, cálculo, coordinación motora), trastorno oposicionista desafiante (discutir constantemente, no seguir las reglas, molestar a los demás…), trastorno de ansiedad, u otros.


Terapia conductual para fomentar conductas positivas.

Técnicas para conseguir un pensamiento planificado.

Medicación para reducir la inatención, la inquietud e impulsividad.

Refuerzo psicopedagógico para adquirir estrategias de aprendizaje.

Formación a padres y a maestros, para reconducir el trastorno en casa y en el colegio.


La situación de cada afectado exige el diseño de un plan específico de intervención que responda a sus necesidades particulares. La colaboración entre padres, profesores y especialistas es imprescindible y la suma de sus esfuerzos la mejor estrategia.

El tratamiento integral debería tener en cuenta al niño, a la familia y al colegio.




¡Educa en POSITIVO!

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